Henri de Toulouse-Lautrec, nacido el 24 de noviembre de 1864 en Albi, Francia, fue un destacado pintor postimpresionista. Proveniente de una familia aristocrática, sufrió fracturas en las piernas a los 14 y 15 años debido a una enfermedad genética que detuvo su crecimiento, dejándolo con una estatura de 1.52 metros. En 1882, se mudó a París para estudiar arte, integrándose en el vibrante mundo bohemio de Montmartre.
Toulouse-Lautrec es famoso por sus carteles y pinturas que capturan la vida nocturna de París, especialmente en el Moulin Rouge. Creó más de 700 pinturas, 275 acuarelas, 363 impresiones y carteles, y alrededor de 5,000 dibujos. Sus obras, como “La Goulue entrando al Moulin Rouge” y “Jane Avril en el Jardín de París”, destacan por su innovador uso del color y el movimiento.
A pesar de su éxito, Toulouse-Lautrec luchó contra el alcoholismo. Murió el 9 de septiembre de 1901 en el Château Malromé, a los 36 años, tras sufrir un derrame cerebral. Su legado perdura como un agudo observador de la vida urbana, con su obra expuesta en museos de todo el mundo, incluyendo el Museo de Orsay en París y el Museo Toulouse-Lautrec en Albi.
En el vibrante Montmartre de finales del siglo XIX, el Moulin Rouge era el epicentro de la vida nocturna parisina, donde el cabaret, las risas y el humo de los cigarrillos creaban una atmósfera de decadencia y libertad. Henri de #toulouse-Lautrec capturó esta esencia en su obra de 1890, “En el Moulin Rouge: La Danza.” La pintura retrata una escena efímera y mágica, con una pareja central bailando en el salón iluminado por la nueva luz eléctrica. La mujer, posiblemente “La Goulue,” y su compañero, reflejan el dinamismo y la emoción del cabaret. Alrededor, una audiencia diversa observa con fascinación, cada rostro narrando una historia diferente. Lautrec, con su uso de líneas audaces y colores vibrantes, no solo captura el movimiento, sino también la energía emocional de la escena. La obra es un testimonio de su habilidad para reflejar la esencia de una época, invitando al espectador a experimentar el caos y la belleza de la vida parisina.
En el París bohemio de finales del siglo XIX, Henri de #Toulouse-Lautrec se sumergió en el vibrante mundo de Montmartre, capturando las historias ocultas de sus fascinantes personajes. En su obra de 1889, “Rousse,” retrata a Carmen Gaudin, una joven modelo pelirroja cuya belleza y misterio cautivaron al artista. La pintura refleja el ambiente introspectivo de un estudio de artista, donde las luces y sombras crean un entorno íntimo que resalta los rasgos de Carmen. Toulouse-Lautrec utiliza trazos expresivos y colores precisos para capturar su cabello rojo fuego y su expresión melancólica, sugiriendo una historia no contada.
#Rousse explora la identidad y la emoción, mostrando a Carmen perdida en sus pensamientos, simbolizando los sueños y desafíos de la vida bohemia. A través de esta obra, Lautrec demuestra su habilidad para ver más allá de lo superficial, capturando la esencia de sus modelos. El retrato invita a reflexionar sobre las vidas y esperanzas de quienes habitaban el París bohemio, ofreciendo una ventana al pasado que revela el alma de una época y un lugar que aún viven en el legado de Toulouse-Lautrec.
En 1892, Henri de #Toulouse-Lautrec capturó la esencia del icónico cabaretero Aristide Bruant en su obra “Aristide Bruant en el Cabaret.” Este cartel no solo retrata la imponente figura de Bruant, con su capa negra, bufanda roja y mirada desafiante, sino que encapsula el espíritu rebelde y provocador que definió al París bohemio de finales del siglo XIX. Bruant, con su presencia dominante y su música cargada de crítica social, se convirtió en un símbolo de la contracultura de Montmartre, y Lautrec, con su habilidad inigualable para plasmar la personalidad de sus sujetos, inmortalizó a este personaje legendario, dejándonos un testimonio visual del poder y la subversión del cabaret parisino.
En 1892, Henri de #Toulouse-Lautrec capturó la esencia vibrante del París bohemio en su obra “La Goulue llegando al Moulin Rouge.” El cartel retrata a La Goulue, la reina del cabaret, entrando con paso firme y confiado al Moulin Rouge, acompañada por el enigmático bailarín Valentin le Désossé. Con una paleta de colores audaz y una composición dinámica, Lautrec inmortaliza un momento de triunfo y provocación, simbolizando el espíritu libre y transgresor de Montmartre. Esta obra no solo promociona un espectáculo, sino que encapsula la esencia de una época en la que el arte, el placer y la vida se fusionaban en un vibrante espectáculo nocturno.
En 1893, Henri de #Toulouse-Lautrec capturó la esencia de Jane Avril, una de las bailarinas más icónicas de París, en el cartel “Jane Avril en el Jardín de París.” Este cartel retrata a Avril en su característico estilo de baile, elevando su falda con elegancia y destacando su silueta esbelta y su porte aristocrático. El brillante color naranja de su vestido contrasta con el fondo oscuro, haciendo que Avril resplandezca en la escena. A través de esta obra, Lautrec inmortaliza a Avril no solo como una estrella del cabaret, sino como un símbolo de emancipación personal y artística, representando la libertad y la creatividad de la Belle Époque.
Después de muchos años de seguir el trabajo de Jorge Salazar, muralista peruano, al fin pude estar en una inauguración de su obra (“Divisando Lima-Perú 2024”, abril 2024), en el centro cultural de la Universidad Nacional Federico Villarreal.
Salazar se ha especializado en el muralismo, su trabajo es un referente artístico, histórico y presenta un estilo figurativo con bellas armonías cromáticas. Las obras de Salazar son una visión del presente y el pasado del Perú, sus hitos históricos, vida y tradiciones.
¡¡ Salve DIOS a Jorge Salazar!!
Días después la universidad presenta el libro dedicado a Jorge Salazar, “Los Murales de Jorge Salazar, bocetos y proyectos”, escrito por Jorge Salazar y el historiador y editor Juan Fuentes (Fuentes, J., Salazar, E. (2024). Los murales de Jorge Salazar: bocetos y proyectos para el bicentenario en Perú. Calíope.) Estuvieron presentando el libro: Eloy Prudencio Ayala (Director del Centro Cultural), Ernesto Guevara, Juan Fuentes y el homenajeado Jorge Salazar.
Los siguientes audios son grabados en la presentación del libro dedicado al excelso muralista. Discurso de Eloy Prudencio Ayala, Director del Centro Cultural de la UNFV
Discurso de Juan Fuentes, Historiador y editor de la UNFV, co autor del libro
Discurso de Ernesto Guevara, Historiador de Arte de la UNFV
Discurso de Jorge Salazar E., artista plástico, muralista, egresado de la ENSABAP
¡Todo un suceso!
La obra muralista de Salazar está en municipios, empresas, casas gubernamentales, en el Real Felipe (Callao, Perú) y este libro es un excelente trabajo de divulgación e investigación que gestionó el historiador Juan Fuentes (UNFV).
Mis mejores deseos para el reconocimiento de la obra de Juan Salazar.
Notas biográficas de Jorge Salazar Espinoza Nace el 28 de julio del año 1955, en el Hospital de Belén de Huaraz, Ancash – Perú.
Egresa de la ENSABAP, Escuela de Bellas Artes de Lima, el año 1980 (ingreso el 74)
Primer mural Entre 1979 y 1980 hace el mural de la historia de Lince, en el municipio del distrito, siendo todavía estudiante de Bellas Artes. Inaugura esta obra Francisco Abril de Vivero, director del INC.
Otros murales
1985 + Historia de Lince, en la municipalidad del distrito
1995 + Historia de Barranco, en la Biblioteca del distrito
1995 + Biblioteca Nacional del Perú
2013 + Casa del Maestro
2017 + Museo dela Inquisición y del Congreso
2023 + Bicentenario de la Independencia, Museo Real Felipe del Callao
Felicitaciones a Juan Fuentes y a la Universidad Villarreal que gestionan arte y cultura.
El 24 de setiembre de 1966, el escritor, antropólogo y etnólogo José María Arguedas, ante un grupo de jóvenes, participó en un ciclo de conferencias en la Universidad Federico Villareal relacionadas a las motivaciones de los escritores en la creación de sus respectivas obras, las cuales él comprendió como “Testimonios literarios”.
Les quiero hablar con franqueza qué he visto en la literatura de la generación posterior a la mía”:
Sobre Vargas Llosa
“Un novelista genial como Mario Vargas Llosa que yo creo que quizá es el novelista más extraordinario que ha dado América Latina, novelista de quien he recibido los elogios más generosos, pero ¿qué he leído en La Ciudad y los Perros? Una imagen amarga, escéptica del mundo de la gente. ¿Quién es el héroe que ofrece algo positivo en La Ciudad y los perros? Es el teniente Gamboa, los otros se deshacen, se acaban en la derrota, se deshacen, la vida los vence. Yo no he terminado de leer todavía “La casa verde”, que también es una descripción muy real, maravillosamente objetiva de los tremendos males de nuestro país, pero falta algo que había en nuestra generación: la fe en que esos males van a ser superados.
¿Por qué? Yo pienso en la cultura actual, no tienen las perspectivas que tuvimos nosotros, no hay modelos que sean igualmente aceptados por toda la juventud, el mundo está terriblemente dividido, los jóvenes están ante una perspectiva sumamente oscura. La izquierda no ha estado jamás tan dividida como ahora. Recibimos con terror las hazañas de la guardia roja china. ¿Qué es la Guardia roja china? Si yo no hubiera hecho la vida que he hecho quizá viviera en este momento atemorizado un poco. Pero los que no tuvieron la fortuna de llegar a los 20 años con una fe tan grande como a la que nosotros nos infundió, todo, todo, todo, todo el mundo, todas las fuerzas renovadoras estaban unidas en la esperanza, ahora están divididas”.
Sobre Ribeyro y Oswaldo Reynoso
“Entonces yo encuentro en las obras de Julio Ramón Ribeyro, que son también amargas y, en este otro testimonio atroz un poco, yo no sé cómo calificarlo, de la obra Oswaldo Reynoso, ¿qué nos ofrece Oswaldo Reynoso? Este escritor que se proclama marxista, leninista, ¿qué es lo que nos ofrece de Lima? Una porquería y el hombre no, el hombre peruano no es una porquería. Quizá en este momento sea cuando la juventud tiene más fe en este país. ¿Por qué? Porque nosotros nacimos en un país dividido, indios, mestizos o blancos o gente de tipo occidental divididos por vallas casi infranqueables. Jóvenes, esas barreras se están rompiendo, las hemos roto, yo he contribuido a romper esas vallas y entonces, el Perú está ante la posibilidad, ante la perspectiva de unir toda la tradición de 90 siglos que tenemos como país americano. Con los 100 o 200 siglos de cultura que nos viene de Europa y construir nosotros un pueblo, una originalidad. Con unas posibilidades de crear una sociedad poderosa y justa, pero estos testimonios literarios no han aparecido de la cabeza de estas gentes gratuitamente. Hay un estado como les digo, de incertidumbre, la juventud está frente a muchos caminos y no está en posibilidad de escoger ninguno de ellos con toda seguridad”.
Sobre el odio y la esperanza en el Perú
“Puedo estar equivocado, esa es la impresión que tengo y por eso las obras de la generación mía son obras que rigen, es un cuadro temible que se ofrece del Perú, pero al mismo tiempo cargado de fe, de una fuerza que promete construir, desarrollarse hasta alcanzar una sociedad no solamente justa, si no con una paz propia, con una voz que sea distinta de las voces de otros países. Bueno, yo creo que el secreto está en una idea muy precisa que se las quiero transmitir, que puedo estar equivocado: el odio, nosotros hemos vivido impulsados por el odio, pero sin amargura, sino con esperanza. La mezcla del odio y la esperanza han hecho caminar a la humanidad, pero el odio con la amargura crean la esterilidad, la destrucción que es suicidio y para terminar, esta canción que en forma poética resume este desordenado pero, al mismo tiempo, como les decía, confesional, confidencial conversación que he tenido con ustedes, uno de los personajes, hay una competencia de campo entre dos indios que están muy felices en “Todas las sangres” y uno le dice al otro: la sangre del gavilán he tomado y con él al viento fuerte que no se acaba, justo parió. El otro le contesta: el gavilán vuela sin descanso Rendón Willka, si has bebido su sangre puedes ver dónde cae la noche, de donde brota el día. Esta gente no duda, sabe a dónde y yo sé a dónde voy”.
Arguedas denuncia que sufrió maltrato infantil
Yo tuve una infancia desventuradamente feliz, no pudo haber sido mejor ni pudo haber sido peor. Me golpearon duramente, pero al mismo tiempo recibí compensaciones, formas de dicha, de alegría, de contacto con el corazón humano como seguramente muy pocas gentes tuvieron la suerte de gozar. A mí me hacían dormir en la cocina, en otro sitio. Por otro lado, yo tenía 4 años entonces y a mí, las indias, los indios, vieron en mí una especie de semejante suyo en cuanto era una persona maltratada y menospreciada como ellos. Y entonces pude oír en quechua los cuentos que se contaban, las canciones que cantaban, toda la inmensa sabiduría que tienen, como no la puede tener un pueblo que tiene 90 siglos de vestigios de la inteligencia y de las manos como es nuestro pueblo peruano.
Quisiera contarles algunas anécdotas que les pueden dar una idea de lo que hubo de brutal y de tierno al mismo tiempo en la infancia. Un día mi hermanastro que era, él sí era un tipo malo, ¡ah! y tenía más caro de malo, tenía unas cejas muy pobladas, raras, unos ojos de expresión nunca clara, yo no sé cómo lo querían las mujeres, porque tenía muchas mujeres.
Ese señor me llevó una vez como su paje, era en realidad su paje, a visitar a una de sus amantes que tenía en una de las chacras, muchas que poseía en el distrito. Me dejó a cierta distancia, él iba en un caballo maravilloso que había comprado a cambio de 40 toros y creo que 100 carneros a un comerciante de Ica y a mí me hacía ir montado en un burro que se llamaba El Azulejo, creyendo que con eso me humillaba, sin sospechar que El Azulejo y yo éramos tan amigos, nos queríamos tanto que cuanto más tiempo estuviéramos juntos, éramos él y yo felices. No sé si él o yo éramos los más felices cuando estábamos juntos. Me dejó en el camino, luego de su encuentro con la amante regresó y me dijo dónde está el poncho de vicuña que estaba sobre la montura de mi caballo. Yo le dije no sé. No, me dijo, si aquí había un poncho de vicuña. Yo había avanzado un poco para darle alcance al sitio donde salió al camino. Levantó el rebenque para pegarme un latigazo, no se atrevió a hacerlo. Se fue a toda carrera en el formidable caballo. Yo me fui feliz en burro y llegué una hora, dos horas después a la casa.
Yo comía en la cocina y estaba comiendo un excelente plato de mote con un buen queso, muy feliz, rodeado de doña Cayetana, don Facundo, don José Delgado, estas gentes que han sido sirvientes de la hacienda. Hablaba principalmente el quechua, el castellano no hablaba bastante mal. En ese momento entra el individuo, a quien todavía no se le había pasado la cólera, entonces agarró el plato de mote y me lo tiró a la cara y me dijo “tú no vales ni lo que tragas”. Yo en ese momento, sin pensar, sin reflexionar, salí de la casa, atravesé un pequeño riachuelo que se llama Huaypamayo, fui al otro lado de la quebrada donde había un maizal.
Me tendí de boca en el maizal, lloré atrozmente, lloré como ustedes pueden imaginarse que puede llorar un niño sensible que ha recibió una ofensa tan brutal y le pedí a Dios que me recogiera, pero dios no me recogió, al contrario hizo que me durmiera y dormí hasta muy noche y mi hermanastro recibió un pequeño castigo porque creyó que yo me había fugado o me había pasado algo, descubrí que estaban buscando por todas partes en la oscuridad, me desperté en la oscuridad, fui y en la cara de este hombre encontré un rasgo humano cuando me encontró, y hasta me dio con la mano en la cabeza. Luego otro pequeño detalle, aquí he apuntado algunos porque serían infinitos”.
“Yawar Fiesta” y “Todas las sangres”
En Todas las Sangres hay un personaje que es el más importante, que es Demetrio Rendón Willka. La historia de este personaje es, en gran parte, auténtica. Un indio apellidado Kokchi se atrevió a matricular a su hijo en la escuelita primaria que había en San Juan de Lucanas, donde yo he estudiado entonces las primeras letras. El indio grandazo, tenía unos 14, 15 años e iba a aprender las primeras letras. Vino muy bien equipado con su bolsita de tocuyo, especial para el pizarrín con su marquito de madera, como antiguamente se usaba, y otra bolsa para su mote y su cancha. Lo hostilizaron de tal manera los otros chicos. A este muchacho le habían hecho un mártir en la escuela, pero uno de ellos un día llegó al extremo de arrancarle la pizarra, tirarlo al suelo y destrozarlo con los pies, entonces el cholo no pudo más y le mandó un sopapo al sujeto, al chico, y lo bañó en sangre.
Al día siguiente, delante de todos los alumnos, hicieron cargar a este indio por un varayoc, le bajaron el pantalón y lo flagelaron y, después de flagelarlo, le dijeron que no volviera más. Este fue el primer indio que yo vi en una escuela de la sierra. Fíjense ustedes, cuánto ha cambiado nuestro país.
Diversos mundos
Por otro lado, en ese mundo en el que yo me movía se pensaba de las cosas de muy distinto modo del mundo al cual pertenecía mi padre y mi madrastra. Se creía ciegamente, se creía firmemente que había un picaflor que volaba y llegaba hasta el sol y que volvía, y que cuando volvía del sol, lucía más bellamente que antes de haber hecho el viaje.
Se creía que el río era un ser protector con el cual se podía conversar, al cual se le podían pedir cosas buenas.
Que la montaña también era un dios protector, que luchaban entre ellos, que los pájaros cantaban para Dios y no solamente para regocijarse ellos.
Que el allonjo era un mensajero de otro mundo, que la chiririnka siempre aparecía cuando el hombre, cuando alguien iba a morir. Todo este mundo, en el cual yo creí siempre, era bastante distinto al mundo en el cual se movía mi padre, mi madrastra. Pero este señor, del que les he contado algunos detalles no solamente era perverso con la gente indígena, también lo era con los señores del pueblo, porque este pueblo es un pueblo de antiguos señores empobrecidos.
Me acuerdo que un día este señor tenía las cejas especialmente horribles y vi al frente de su casa, al otro lado de la Plaza de Armas, a don Crisólogo de Viñada, y dijo voy a fregar a ese perro sin que me toque. Fue con fuete, don Crisólogo era lo que llamamos allá una especie de opa, un tonto, un poco tonto, y le dijo te voy a llevar a la casa y le empezó a dar de escobazos y a puntapié lo hizo atravesar toda la plaza, lo metió en la casa, él tenía llave de la casa sin ser autoridad, y lo colgó de la barra y el sujeto era sanguíneo y yo veía que la cara se le ponía morada. Lo tuvo colgado dos o tres horas, al cabo de las cuales vinieron los parientes del Viñada, que eran muchos, se provocó una pelea ya al anochecer, muy fuerte que terminó cuando, este medio pariente mío sacó su revólver y empezó a disparar. Antes en la sierra un disparo de revólver hacía volar a todo el mundo, ahora no ocurre lo mismo. Eso fue en el pequeño pueblo de San Juan de Lucanas.
Yawar Fiesta
Debo contarles otro detalle: las corridas de toros entonces se celebraban, era la forma fulminante de la celebración de las fiestas, se traía en la víspera cóndores y se les encerraba en la cárcel, pero primero se les hacía dar una vuelta por las calles, se les estiraba las alas, se les hacía dar una marcha y luego encostalados se les metía en la cárcel. Al día siguiente se amarraban cóndores por el lomo del toro para que picara al toro y lo enfureciera y los indios borrachos entraban a torear a esos toros enfurecidos, generalmente había dos o tres muertos y siempre se consideraba que cuantos más muertos había la corrida había sido mejor.
Luego hemos descubierto que esto tiene una vinculación con antiguos ritos. Pero esto que quiero relatarles es que los indios a veces entraban con dinamita contra esos toros y había un capeador famoso que se llamaba José Delgado, no Federico Delgado, y trajeron un toro que era del Himalata, sumamente bravo al cual casi la gente, incluso los borrachos no se atrevían a acercarse. Federico Delgado prendió un pedazo de dinamita muy chiquito, se acercó, calculó de tal manera que echó el dinamitazo bajo el pecho y el toro voló en pedazos en el aire con cuernos y todo. Yo tenía entonces unos 7 años.
¿Ustedes pueden imaginarse la impresión que esto causaba en los niños de esa edad? Yo lo que hacía cuando veía estos espectáculos tan descomunales era llorar sin consuelo y no sabía por qué, si por terror, por miedo, o simplemente por bondad, porque no tenía donde quien acercarme para que me consolara, para que me compensara de la impresión que causaban estas formas tan tremendas de la vida de nuestro país de entonces».
Los dioses Inkarrí, Wiracocha y Jesús.
Puquio era una gran población de indios en la que había solo unos cuantos señores, y en Puquio los indios eran propietarios de tierras y vivían con una seguridad en sí mismos muy grande. Después descubrimos que los indios de Puquio no creían en la religión católica, que para ellos el creador del mundo fue Incarrí, hijo del sol en una mujer salvaje, que a Incarrí le cortó la cabeza el rey español cuando llegó, pero que esa cabeza está en el Cusco, y que la cabeza hacia abajo se está reconstruyendo y cuando esté completamente reconstruida, saltará a la piedra y que él, Inkarrí, hará el juicio final.
Ellos creían que era un dios particular y cuando le preguntamos si ése era el primer dios ¿quién era entonces Jesucristo? Entonces don Mariano Garriazo, que era quien nos contó la historia del dios Inkarrí, se quitó el sombrero y dijo, muy respetuosamente, y con algún temor: nuestro Señor Jesucristo es el más grande de los dioses, pero él no se mete con nosotros”.
Los mistis y los indios
«El señor Jesucristo hizo la humanidad actual y la dividió en dos: en misti o sea señores que no debían trabajar y en indios que debían trabajar para los señores y ese Dios no va a morir nunca porque todos los años muere un día viernes y resucita un día sábado, pero Él al mismo tiempo creó el cielo y el cielo es exactamente lo mismo que la tierra con la única diferencia de que los que fueron indios son señores en el cielo y hacen trabajar a patada limpia a los que en este mundo fueron señores.
Entonces hay en la convicción de los señores la creencia de que la división entre indios y señores es una división hecha por Dios, es de origen sagrado. Entonces hay una convicción que ahora, felizmente se está rompiendo».
Qara es el pelado, el que no tiene nada
«Yo tuve la fortuna de sentir todo el poder que la población indígena creía tener y tiene porque los indios llaman a los señores wiraquchas, pero también les llaman qaras y qara es el pelado, la palabra calato viene de qara, qara es el que no tiene nada; entonces hay un nombre, hay dos nombres enteramente contradictorios que los indios dan a los señores, cuando hablan con ellos les dicen wiraquchas con un sentimiento completamente simulado, pero cuando hablan entre ellos no hablan de los wiraqochas, sino de los qaras, de los pajio, de los que no tienen nada dentro porque son pura ambición, pura maldad y puro abuso.
Pero aquí en esta zona yo pude sentir las dos puestas en donde la cosa fue peor, fue cuando llegué a las haciendas de Apurímac, allí también tuve la desventura de ir a caer en manos de un pariente mío que era tan malo como el otro. Era un sujeto que tenía cuatro haciendas en el distrito de Huanipaca, puedo decir su nombre: don Manuel María Guillén, que era famoso en el Cusco porque no podía pasar delante de una iglesia sin arrodillarse y persignarse; sin embargo, no he visto, que yo recuerde, otro sujeto más indigno de ser católico que éste».
Una pistola a cambio de fiambre
«Yo fui a parar a sus haciendas porque mi padre estaba a quince días de camino y no teníamos noticia ninguna, y los padres nos echaban del internado, a mí y a mi hermano, y en dos días y medio de camino llegamos a la hacienda de este señor. Para el fiambre vendimos una pistola que habíamos conseguido de una manera muy rara, la cambiamos por chancaca, pan y una gaseosa. Llegamos y este señor nos recibió muy mal y nos mandó a los dos a una hacienda de caña que tenía, que era un verdadero infierno.
Nosotros pretendimos criar un perro y no pudimos porque las pulgas se comían al perro, el perro se pasaba toda la noche aullando porque estaba lleno de pulgas y no había manera de quitar las pulgas”.
Descansa en paz Jose María
Edición y compilación: Ricardo Cuya-Vera de ArteyCultura.TV
Joaquin Rafael Phoenix es un actor puertorriqueño de origen estadounidense.
Antes del 2020 obtuvo cuatro nominaciones al Óscar y ha ganado dos Globo de Oro:
El 2020 por la película Joker, al mejor actor
El 2006 en la película Walk the line, al mejor actor
Un Grammy, un SAG, dos Critics Choice Awards, la Copa Volpi en el
Festival Internacional de Cine de Venecia y el premio a Mejor Actor en el
Festival de Cannes.
El 31 de agosto de 2019 se estrenó la película Joker, dirigida por Todd Phillips, en la que Phoenix interpretó una nueva versión del archienemigo de Batman. Esta biografía de Guasón narra la causa raíz de las patologías de Arthur Fleck, un comediante desconocido. En ciertas escenas aparece Robert De Niro, decano de las tablas.
Con esta
interpretación Phoenix se eleva al
nivel de los grandes del cine al hacer una peculiar y escalofriante versión de
Joker / Guasón. Su actuación linda con lo espectacular.
El año 2020 gana el Óscar de la Academia de cine / Academy Award. Óscar al mejor actor en el film Joker/Guasón.
Humareda nació en Lampa, Puno. Estudió en la Escuela de bellas Artes de Lima (1938) y en la Escuela Ernesto de la Carcova, en Buenos Aires, Argentina. Adonde llegó becado al terminar sus estudios en Bellas Artes y obtener el primer puesto.
Es una leyenda. Representó lo que muchos vivieron, buen pincel, pobreza, emprendió el viaje a Francia con una mochila y la ilusión de una buena galería, aceptación y fama.
Vivió en el Hotel Lima, en La Parada.
Su aspecto era pintoresco, lo veías vestido de sombrero de copa redonda.
Su conversa era delirante. Te contaba por ejemplo que anoche conversó con Marylin Monroe, que ayer tuvo una charla con Rembrandt…
Algunos decían que su pasión por Toulouse Lautrec lo había hecho seguir el camino del vino y las copas de champagne. Pero Humareda era abstemio. Muchas juraron que era un beodo, pero este caballero no tenía predilección por el alcohol.
Humareda es decididamente un expresionista de paleta sombría, interesante y a veces genial. Un diamante en bruto, una mina de emociones y vivencias.
José de Ribera y Cucó (Játiva, España; 12 de enero de 1591 – Nápoles, Italia; 2 de septiembre de 1652) artista y grabador español del siglo XVII. Desarrolló toda su carrera en Italia y principalmente en Nápoles.
Cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de Caravaggio hacia una estética más colorista y luminosa, influida por Van Dyck y otros maestros. Contribuyó a forjar la gran escuela napolitana.
En el verano de 1616 desembarcó Ribera en la famosa metrópoli a la sombra del Vesubio. Pronto se asentó en la casa del anciano pintor Giovanni Bernardino Azzolini, pintor que entonces no era muy conocido, al cual se atribuye una obra en la iglesia de Sant’Antonio al Seggio en Aversa: La coronación de la Virgen entre los santos Andrés y Pedro. Sólo tres meses después se casó Ribera con la hija de Azzolini, tierna joven de dieciséis años de edad.
Había acabado su viaje, pero comenzaba el apogeo de su arte. En pocos años, José de Ribera, al que llamaron lo Spagnoletto, adquirió fama europea, gracias en gran parte a sus grabados; se sabe que incluso Rembrandt los tenía.
El apoyo de los virreyes y de otros altos cargos de origen español explica que sus obras llegasen en abundancia a Madrid; actualmente el Museo del Prado posee más de cuarenta cuadros suyos. Ya en vida era famoso en su tierra natal y prueba de ello es que Velázquez le visitó en Nápoles en 1630.
José de Ribera está sepultado en la iglesia de Santa María del Parto en el barrio Mergellina de Nápoles.
Cuando un mimo muere todos hablan, se pasan la voz, hablan bajito y dicen: Shhh ha muerto !!!.
Ha fallecido Juan Piqueras Sánchez-Concha, (20 Agosto de 1934 * 4 Enero de 2017) mimo peruano. Su muerte no ha producido el silencio sepulcral. Su muerte ha ocasionado comentario, reivindicaciones y aplausos.
Trabajó muchos años con su esposa, Carmen, vivieron en su casa taller, conocida como la Casa Piqueras, ubicada en la Bajada de Baños N° 347, Barranco (frente al Puente de los Suspiros).
Tuvo la dicha de ser premiado fuera de su patria, lo que tiene mérito doble. Dos de muestra: el Premio Ollantay, otorgado por el Celcit de Venezuela, y el Botón de Oro del Volstheatre Rostock, de Alemania.
Texts: Ricardo Cuya Vera, director de Arte y Cultura.NET
José Luis Perales Morillas (Castejón, Cuenca; 18 de enero de 1945) cantautor, compositor, productor y escritor español.
Es un genio, larga vida para este amado de las musas.
Les presento al siguiente premio nobel de letras, el mismísimo.
Su trabajo es aclamado en todos los continentes.
Toma lo que tengas ¡!! Apúrate y sube a este velero llamado ¡¡ Libertad !!
Es el cantautor hispano más versionado del mundo. Sus letras son poesías que hablan del amor, la nostalgia y la paz. Con 27 producciones musicales y un registro de más de 510 canciones en la Sociedad General de Autores de España (SGAE).
Debutó con Mis canciones (1973), tiene más de 30 millones de álbumes en todo el mundo. Logra su primer disco de oro en Argentina, 1974, por su canción «Celos de mi guitarra»; ha recibido más de 100 discos de oro y de platino.
Su canción «Porque te vas», popularizada por Jeanette, ha sido versionada por más de 40 artistas en Francia, Alemania, Inglaterra, Japón, hasta 2004. Sólo de esta canción vendió más de 6 millones de copias en Alemania y Austria.
Luis Enrique Graciano Palao Berastain (Arequipa, Perú, 1943 – 2024) pintor peruano.
Se ha especializado en el dibujo y la pintura realista, trabajados sobre todo con carboncillo y acuarela.
Biografía
Hijo del reconocido médico cirujano Mariano Palao Villegas (1905–1989) y de Rosa Berastain Berastain. Se casó con Liese Ricketts Borchardt en 1973 con quien tiene dos hijos, Sebastián y Francisco. En 1994 nació su hija Cristina fruto de su relación con Gabriela Lambarri.
Mostró desde muy joven una sensibilidad especial para las artes. Estudió en el Colegio La Salle y en el Colegio Nacional de la Independencia Americana de su ciudad natal. Su inquietud lo llevó a Argentina donde estudió cuatro años de arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata, pero abandonó la carrera para dedicarse a las artes plásticas. Allí tuvo contacto con renombrados artistas de ese país, realizando varias muestras donde alcanzó reconocimiento de la crítica. Su primera exposición la inauguró en la Municipalidad de Salta, el 25 de mayo de 1965. Se trasladó a Jujuy, atraído por su paisaje campestre, que a partir de entonces se convirtió en el tema central de su arte.
Después de unos años volvió al Perú (1966) y se fue a vivir al distrito de Chincheros, provincia de Urubamba, región Cusco, donde se mimetizó con el paisaje y la gente del Perú profundo. Viajó incansablemente por los Andes recreando la vida y el entorno de la gente humilde del campo con un estilo realista inspirado en los hermanos Teodoro y Alejandro Núñez Ureta, y con ciertas reminiscencias del realismo americano de Andrew Wyeth. El trabajo del maestro Luis Palao cuenta con un dominio del dibujo pleno y un estilo muy peculiar para equilibrar y ejecutar las sombras, siendo su claro oscuro fuerte y de pinceladas espontáneas y seguras.
Ha sido merecedor de varias distinciones y premios nacionales e internacionales por su valor plástico y humanista en el contenido. Esas distinciones van desde el “Premio nacional de pintura” hasta el reconocimiento del estado peruano por su trayectoria y legado a la historia del arte peruano.
Palao es un eterno buscador de nuevas formas de expresión, nunca se repite. Su amor por la gente humilde, en especial por el autóctono puro, lo lleva a ser parte de la lucha de su pueblo en el sueño utópico del retorno natural a la tierra:
“Yo no estoy geográficamente en un lugar, yo soy un vagamundo. Estoy con los hombres que no tienen tierra y eso es mi libertad. Estoy donde están los mendigos, los enfermos mentales, con los que huyeron de su casa, con aquellos que no aceptaron a la sociedad aunque sea por un día. Me interesan los desamparados, no quienes están en sus casas con su televisor y su cuenta bancaria. No hay nada que admirar ahí, desde mi punto de vista, desde el camino”.
Palao vivía hasta hace unos años en el Valle Sagrado de los Incas, en Calca, continuando su labor de artista y hombre solidario con la realidad de su pueblo. Se tuvo que trasladar a su natal Arequipa por problemas de salud y para encontrarse más cerca de sus hermanos.
“Yo no estoy geográficamente en un lugar, yo soy un vagabundo. Estoy con los hombres que no tienen tierra y esa es mi libertad”.
Pal@o forever !!!
Palao muere un amanecer del 21 de marzo del 2024, nos deja un legado de vida y obra, dicen que con el acaba la saga de grandes pintores arequipeños, ojalá que este augurio no se cumpla, a la fecha parte al cielo de los artistas plásticos y ocupa una gran mansión en la urbe de los acuarelistas junto con Carlos Bac-Flor, Teodoro Núñez Ureta y Jorge Vinatea Reynoso.
Re compilado por Ricardo Cuya Vera de Arte y Cultura NET
Bill Plympton (30 de abril de 1946) es un animador estadounidense, conocido por su nominación al Oscar al mejor cortometraje animado en 1987, por Your Face.
Nacido en Portland, Oregón a Don y Wilda Plympton, creció en una gran familia de tres niñas y tres niños. En 1964 se graduó de Oregon City High School donde participó en el club de arte. Pasó a la Universidad Estatal de Portland, donde editó el anuario y fue miembro de la sociedad cinematográfica, creando carteles para ellos. Fue aquí donde recogió su obsesión por el cine – fue para esta sociedad cinematográfica que el primer intento de animación, haciendo un promo de anuario que fue accidentalmente tirado al revés, lo que es totalmente inútil.
Para evitar la guerra de Vietnam, Plympton sirvió en la Guardia Nacional de 1967 a 1972. En 1968, se trasladó a Nueva York y comenzó un año de estudio en la Escuela de Artes Visuales. Haciendo de la Gran Manzana su hogar, Plympton sirvió 15 años como ilustrador y dibujante. Entre su cartera y la captura de matinés baratos, diseñó las revistas: Cineaste, Cineastas Newsletter, y Film Society Review. Sus ilustraciones han adornado las páginas de The New York Times, Vogue, House Beautiful, The Village Voice, Screw y Vanity Fair. Sus caricaturas aparecieron en revistas como Viva, Penthouse, Rolling Stone, Lampoon Nacional y Glamour. En 1975, en The Soho Weekly News, comenzó “Plympton”, una tira de dibujos animados política. En 1981, fue sindicado en más de veinte artículos por Universal Press Syndicate.
Toda su vida, Bill Plympton ha estado fascinado por la animación. Cuando tenía catorce años, envió a Disney algunas de sus caricaturas y ofreció sus servicios como animador. Ellos escribieron de nuevo y le dijeron que mientras sus dibujos mostraban promesa, él era demasiado joven. No fue hasta 1983 que se le acercó para animar una película. La hermana Valeria Wasilewski pidió a Plympton que dirigiera y animara una película que estaba produciendo de la canción “Boomtown” de Jules Feiffer. Connie D’Antuono, otro productor de la película, “me sostuvo la mano durante todo el proceso”, dice Plympton . “Fue una gran manera de aprender a hacer una película”.
Inmediatamente después de la finalización de “Boomtown”, comenzó su propia película de animación, “Drawing Lesson # 2.” La producción de las escenas de acción en vivo fue lento debido a las inclemencias del tiempo, por lo que Plympton decidió comenzar otra película. Para esto, se puso en contacto con Maureen McElheron, un viejo amigo con el que había actuado en una Country Western Band (tocaba guitarra de pedal de acero), y ella accedió a marcar “Your Face”. Su voz, terriblemente desacelerada para sonar más masculina, combinada con un rostro fantásticamente contorsionado ayudó a cosechar la película de una nominación al Oscar 1988 de mejor corto animado.
Compilación: Ricardo Cuya Vera de Arte y Cultura NET